Por: Elis Labrador 17 de enero de 2011
La labor de Guillermo José Schael podría reflejarse en sus crónicas sobre Caracas. En sus libros se muestra una pasión por la ciudad que no solo se encuentra en el texto sino en las imágenes que logro reunir entre fotografías, litografías, cuadros y postales sobre la cronología de un lugar que fue perdiendo terreno a lo rural para ganarlo en la densidad que hoy tenemos. Esta pasión fue concertada entre la preocupación histórica, el dato preciso, los archivos de la Biblioteca Nacional, la llegada del primer automóvil en Venezuela (recordemos que a él le debemos el Museo del Transporte), por ejemplo, para relatarnos en tono periodístico el suceso visto en ese tiempo con los ojos del presente.
Debido a esta preocupación fue designado Cronista de la ciudad, cargo que fue desempeñado por Mario Briceño Iragorry, Enrique Bernardo Nuñez y Guillermo Meneses anteriormente. A la preocupación por Caracas Guillermo José Schael escribió en 1966 un portentoso libro que dividió en cuatro partes, desde 1821 hasta 1967: Caracas de siglo a siglo.El libro com ienza con la Batalla de Carabobo hasta los sucesos de 1850, luego menciona a la ciudad del 900 hasta la fundación del periódico “El Universal” por el poeta Andrés Mata recordando las tertulias con otros escritores venezolanos, los movimientos poéticos, libros y la dictadura gomecista hasta finalizar con la época de la explosión demográfica y económica a mediados del siglo XX. Luego escribió Apuntes para la historia. El automóvil en Venezuela (Caracas, 1969). El automóvil visto como un símbolo de progreso y desarrollo económico, la anécdota del primer vehículo que conoció el país por medio de Cipriano Castro, la necesidad de vías que comuniquen pueblos con la ciudad de Caracas como Chacao y Petare, a la vez que se van abriendo nuevas rutas por el Este de la ciudad, los precios de los automóviles y las estimaciones de accidentes de transito por año.
El vecindario de Simón Bolívar(Caracas, 1984), este libro está dedicado enteramente a la figura del Libertador. Hace alusión a las calles, casas, esquinas, plazas y mercados donde se encuentra la casa de Bolívar, dentro del libro se reflejan datos exactos (fotostáticas y transcripciones) de partidas de nacimiento de Bolívar, el acta de defunción de la esposa, el censo de la ciudad del Cantón de Caracas de 1829 y algunas anécdotas y ordenanzas de la época. Todos estos libros están acompañados por imágenes que logran dinamizar el texto logrando evocar, en el lector, la posibilidad de una ciudad que pudo ser diferente a la que tenemos: el detalle de una carreta paseando por el antigua cementerio de los alemanes (hoy el mercado de Quinta Crespo), los terrenos donde se levanta la ciudad universitaria, las lavanderas descansando a orillas del río Guaire, me resulta revelador y sorprendente.
Sé que Guillermo José Schael tiene más libros, conozco los anteriores porque los conservo en mi biblioteca. Pienso que sería posible una coedición para sensibilizar a los nuevos habitantes de esta ciudad que a pesar del rostro que hoy adopta puede ser mirada con el amor que Schael trasmitió en sus libros.
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